Proyectar el futuro de las grandes ciudades, saber cómo van a crecer, y en que zonas se va a concentrar la actividad social y económica es fundamental para planificar los servicios públicos o las redes de transporte, por ejemplo. Y para hacerlo, para aventurarse a saber cómo va a ser el futuro, en ocasiones basta con observar cómo crecen determinados sistemas biológicos. Una vez más, la tecnología se inspira en la naturaleza.

Un equipo de la Universidad de A Coruña desarrolla un estudio que analiza modelos biológicos para incorporarlos al estudio de las ciudades, y en concreto para predecir dónde proliferarán los edificios en altura, los rascacielos.

La fórmula, además de la genética y el urbanismo, cuenta con la estadística como tercera disciplina, y ya se ha aplicado en el distrito de Minato, en Tokio, en el que se concentran las grandes compañías tecnológicas, apartamentos de lujo y una zona de intensa actividad nocturna.

Datos demográficos, económicos, y modelos genéticos, la aplicación del algoritmo consigue no solo conocer cuáles serán las zonas en las que se ubicarán los rascacielos, sino también el número de ellos que se erigirán, con una sorprendente exactitud.